La vida es sagrada y la de las demás personas también tiene la misma importancia. Agradecer este hermoso regalo de la vida significa amarla, protegerla, cuidarla y defender la vida propia, la de los demás y de cualquier otro ser vivo de este planeta.
Amar es vivir la vida con alegría, empeño, entusiasmo, entrega, con la trasparencia que proviene del corazón, no hay que confundir el amor con una relación simbiótica, de apego, de dependencia o de manipulación.
Oscar Wilde:
Este tipo de motivaciones están basadas únicamente en las necesidades físicas y psicológicas de una persona, como suele ser solo la atracción física, el sentirse quedados, por no estar solos, para tener una mejor posición socioeconómica, etc. Si quitamos lo anterior empieza a surgir el actuar espontáneo, el confiar en el compañero sexual, dando como resultado la entrega total y completa, surgiendo la capacidad de amar verdaderamente.
Aún con más de 20 años de casada, sigo compartiendo este gran pensamiento que escribió un autor anónimo:
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Puedes elegir hacer de tu vida una experiencia emocionante, llena de alegría, esperanza, fe y amor o puedes dejar que otros (la publicidad engañosa, la religión, los intereses personales de otros) te dicten lo que debes creer, consumir, comer, vestir, etc.
La felicidad en nuestra vida no depende de los demás, cada uno de nosotros somos responsables de darnos una vida de paz, alegría y felicidad. Si tenemos con quién compartir ese amor lo agradecemos y lo disfrutamos, si no tenemos un sendero compartido igualmente seguiremos buscando nuestra propia paz, alegría y felicidad.
Por último escuchemos esta bella melodía “Te quiero” de Mario Benedetti como para dedicarla a nuestra pareja
Y recuerda . . . .
Continuará . . . . . . . . . .