El objetivo de esta tercera parte es poder acercarnos un poco más al amor incondicional, estamos aquí para expresarlo a un nivel ilimitado, aún viviendo en este plano terrestre.
Aunque somos seres de luz, de amor y nuestra esencia es divina porque somos parte del Creador, hacer una introspección profunda hacia nosotros mismos nos mostrará si realmente nos vemos y tratamos con amor o no. El amor hacia uno mismo tiene que reflejarse en:
Al realizar esta introspección puede dar como resultado que encontremos juicios, críticas, crueldades hacia uno mismo o encontrar que carecemos de uno o varios de los anteriores escalones.
Es importante sentir, reconocer, retirar los viejos pensamientos y emociones negativas, cambiándolas por afirmaciones y emociones positivas que nos ayuden a mejorar nuestra calidad de vida.
(Dar un click a la imagen para expandirla)
No hay amor suficiente capaz de llenar el vacío de una persona que no se ama a sí misma, por eso es importarte aceptarse, estar satisfechos y confiar en uno mismo, cuidando lo que ingresa al cuerpo y a la mente.
(Dar un click a la imagen para expandirla)
Es asomarse a las profundidades del alma, para encontrar el camino del autodescubrimiento, sin temor, ni crítica, que puedan ocasionar culpa, castigo y dolor.
Escúchate y confía en ti mismo, dentro de nosotros todos tenemos una gran sabiduría y la respuesta a todas nuestras preguntas, es de gran ayuda la meditación, la visualización y las afirmaciones positivas.
No se trata de hacer alarde, o ser altanero o presumir ante los demás, es más bien un reconocimiento de tipo personal, un elogio o un aplauso a los propios logros, méritos y esfuerzos que uno realiza.
El poder de nuestras palabras, ideas y pensamientos afecta a todas las células de nuestro cuerpo, para hacer realidad tanto lo positivo como lo negativo.
Veamos la siguiente meditación “TÚ…, CONTIGO…”
Permítete a ti mismo tener cosas buenas, sin castigarte ni pensar en que no puedes o no te lo mereces, comportamientos aprendidos en la infancia o porque alguna persona te lo dijo, eres digno y merecedor de todo lo bueno.
(Dar un click a la imagen para expandirla)
Amar a Dios, es que te ames y te apoyes en todo momento (salud y enfermedad, alegría y tristeza, amor y desamor) es amar tu vida, cuidar tu cuerpo, cuidar tu mente, es amar a las personas, es amar a todo ser viviente y como dijo Federico Moccia:
El valor que tenemos no radica en los bienes materiales, sino en la contribución que cada uno hace para favorecer el desarrollo de la existencia humana, esta conciencia pura de amor divino es lo que se irradia.
Por último disfrutemos un poco de música mexicana, “Qué bonina es mi Tierra” con Javier Solís.
Y recuerda . . . . . .