Una mujer que regaba su jardín vio a tres ancianos sentados frente a su casa.
“¿Está el hombre de la casa?”, preguntó uno de ellos.
“No, no está” respondió ella.
La mujer salió y los invitó amablemente a que pasaran.
“¿Por qué?” preguntó la mujer muy intrigada.
Dijo señalando a uno de ellos y luego dijo señalando al otro “Su nombre es Éxito”
La mujer fue y le contó a su esposo lo que le habían dicho. ¡Su esposo estaba encantado! Si ese es el caso invitaremos a Riqueza. Déjalo entrar, así llenaremos nuestra casa con Riquezas”. Dijo el esposo
Así seremos admirados por todos” dijo la esposa.
¿Por qué siempre hay que pensar en las riquezas y el éxito como si el amor no fuera importante para nosotros?” dijo la hija.
La intervención de la niña dejó a sus padres en silencio y avergonzados.
“Sí, ella tiene razón” dijo la madre.
Amor se levantó y comenzó a caminar hacia la casa. Los otros dos también se levantaron y lo siguieron.
Porque donde hay amor siempre hay Éxito y Riqueza.